Hoy 13 de enero es el aniversario en Lituania del asalto soviético en 1991 a la torre de televisión de la capital. Uno más de los innumerables ataques de la URSS y su ahora ‘digna’ heredera Rusia a la soberanía de un país. Este día fue conocido posteriormente en Lituania como ‘Domingo sangriento‘.

©Getty Images/AFP

Los acontecimientos de enero de 1991 son la culminación soviética por bloquear a la fuerza la situación generada diez meses antes tras el Acta del Restablecimiento del Estado de Lituania o ‘Acta del 11 de Marzo‘ que es como se conoce a la declaración de independencia de Lituania, tras ser firmada por todos los miembros del Consejo Supremo de la República. Este Decreto por el que quedó restablecido el Estado sirvió de modelo e inspiración a otras repúblicas soviéticas.

Acta de restauración de Independencia de Lituania. 11-marzo-1990

Traducción del Acta de restauración de Independencia de Lituania. 11 marzo 1990

Dos meses después, el 31 de mayo de 1990, el Soviet Supremo de RSS de Moldavia votó a favor del reconocimiento de Lituania, convirtiéndose en el primer estado del mundo en reconocer al país báltico, aún siendo todavía parte de la Unión Soviética. Previamente el 11 de febrero, el Parlamento de Islandia se reafirmó en el reconocimiento de Lituania desde 1922 sin interrupción. A Islandia le siguieron Dinamarca, Eslovenia y Croacia (aún parte de Yugoslavia) y Letonia. Finalmente, el 6 de septiembre de 1991, la Unión Soviética reconoce al Estado de Lituania. Le seguirían China, India, Bielorrusia, Turkmenistán y Uzbekistán. El 17 de septiembre ingresaría como miembro de pleno derecho en la Organización de las Naciones Unidas junto con Estonia y Letonia.

Acontecimientos

Este decreto de marzo de 1990 que puso énfasis en la restauración y la continuidad legítima de la Lituania de entreguerras, la cual fue ocupada por la Unión Soviética en junio de 1940, hizo que la respuesta soviética no se hiciera esperar y en los meses de marzo y abril tropas aerotransportadas ocuparon varios edificios del Ministerio de Educación. A finales de junio la URSS impuso un bloqueo económico. La inflación aumentó un 100 % por lo que en enero de 1991 el Gobierno se vio obligado a elevar los precios.

Durante los cinco días que precedieron al inicio de la masacre, trabajadores de diversas industrias de la capital protestaron por el encarecimiento de los bienes de primera necesidad.

13 Enero de 1991. Tanques soviéticos se acercan a la torre de televisión en Vilna. ©Igor/Ria Novosti

El 8 de enero de 1991 tras un conflicto interno entre el representante del Parlamento Vytautas Landsbergis y la primera ministra Kazimira Prunskienė, esta última presentaría su dimisión.

El 11 de enero las fuerzas soviéticas en Lituania habían comenzado a ocupar edificios administrativos y centros de comunicaciones. Varias unidades militares ocupan el Departamento Nacional de Defensa y las oficinas de la estación ferroviaria de Vilna. En respuesta, el presidente del Parlamento lituano hizo un llamamiento a la población para que saliera a la calle y protegiera el parlamento, el centro de radiodifusión, la torre de televisión y la central telefónica. En la noche del 12 de enero de 1991, miles de personas se reunieron alrededor de la sede de la radio y la torre de televisión.

El 12 de enero otras unidades tratan de ocupar, sin éxito, la Academia de Policía. El General Vladislav Achalov, viceministro de Defensa de la Unión Soviética llega a Lituania para hacerse cargo de todas las operaciones militares.

El 13 de enero a primera hora de la madrugada una columna de tanques y otros vehículos militares vehículos militares se dirigieron a la torre de televisión de Vilna. Los tanques rodearon el edificio del Comité de Radiotelevisión mientras los soldados disparaban munición real contra el edificio custodiado por civiles. Acto seguido la programación queda interrumpida. Las últimas imágenes emitidas son de un soldado soviético dirigiéndose a la cámara con el consecuente apagado.

La costurera Loreta Asanavičiūtė es atropellada por un tanque soviético la noche del 13 de enero.

Es la más recordada de las 14 víctimas civiles.

Media hora después empieza a emitirse una señal televisiva desde un pequeño estudio de Kaunas. En él, un técnico de un programa familiar que solía emitirse semanalmente desde Kaunas pidió ayuda para retransmitir lo que estaba pasando al mundo en varios idiomas para denunciar los actos de los militares soviéticos. En una hora, al estudio acudieron una multitud de profesores universitarios con conocimientos de lenguas extranjeras. En respuesta, una importante multitud empezó a congregarse alrededor del Consejo Supremo (20.000 durante la noche y más de 50.000 a primera hora de la mañana), empezando a levantar barricadas y a establecer defensas. Posteriormente, y a pesar del equipo del que disponían, las fuerzas militares empezaron a retirarse en lugar de atacar.

En total, trece civiles lituanos perdieron la vida en manos del ejército soviético. A esta cifra se sumaría un decimocuarto que fallecería por un paro cardíaco. La lista no incluye al soldado soviético que falleció por fuego amigo. La cifra de heridos asciende a más de 750. Todas las víctimas civiles fueron homenajeadas y se les otorgó la Orden de la Cruz de Vytis a título póstumo.

Poco después de los ataques, el Consejo Supremo se dirigió a la opinión pública soviética e internacional a través de un comunicado en el que denunciaban los ataques recibidos. Al mismo tiempo pidieron que los gobiernos extranjeros reconociesen que la Unión Soviética llevó a cabo un acto de agresión contra una nación soberana. (Nos suena esto de algo en la actualidad?). El Gobierno de Noruega hizo un llamamiento a la ONU mientras el Gobierno de Polonia expresó su solidaridad con la población lituana y condenó las acciones del ejército soviético. Aunque la ocupación militar y los cercos continuaron varios meses, no se produjeron más ataques militares después del 13 de enero. Estos sucesos fueron considerados como los principales factores que llevaron a una abrumadora victoria a los partidarios de la independencia en un referéndum llevado a cabo el 9 de febrero con la participación del 84,73 % y una votación por el del 90,47 %.

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