UNAS DECLARACIONES CONTUNDENTES
Y UN DISCURSO HISTÓRICO
La piloto ucraniana, Nadezhda Savchenko ha llegado a Kiev tras su canje por dos oficiales rusos… esos, que según el presidente Putin no están combatiendo en Ucrania.
La decisión del Kremlin de aceptar el intercambio se hace a pocos días de la reunión de la CE para decidir si prorroga las sanciones contra Rusia.
A buen entendedor… ya veremos.

Una vez en el aeropuerto de Kiev-Borispil, lo primero que hizo es dar las gracias con su habitual contundencia:
“Quiero dar las gracias a todos los que me desearon el bien, porque he sobrevivido gracias a ellos. Dar las gracias a todos los que me desearon el mal, porque para fastidiarles, he sobrevivido. Y por último quiero dar las gracias a los indiferentes, porque no fueron un estorbo.»
“Quiero pedir perdón a todas las madres cuyos hijos no pudieron volver. Y yo, estoy viva. Quiero pedir perdón a todas las madres cuyos hijos están prisioneros. Y yo, estoy libre. No puedo devolverles a los muertos, pero estoy dispuesta a jugarme la vida de nuevo en el campo de batalla y haré todo lo que está en mi mano para que cada prisionero recupere la libertad.”
Fuente video: Gromadske
Posteriormente en un forzado encuentro con la que fue primera ministra tras la ‘Revolución Naranja’ de 2004, Yulia Timoshenko, que acudió rauda al aeropuerto para la foto de turno, se econtró con el rechazo de sus flores y abrazos.
«No somos muy amigas» comentó Nadiya. En su lugar la piloto le preguntó directamente: «Dónde está mi puesto de trabajo?. Cuándo tengo que salir a trabajar?».
Fuente: rbc.ua
Acto seguido se dirigió a la ciudad donde tuvo lugar una ceremonia durante la rueda de prensa, en la que el presidente Poroshenko le otorgó el título de ‘Héroe de Ucrania’ y recibió la Orden ‘Estrella de Oro’.
Tras la entrega, Nadiya Savchenko se dirigió a los presentes con un discurso de agradecimiento cargado de matices reveladores. Toda una declaración de intenciones dirigida a su familia, a su pueblo, sus políticos y a los ciudadanos rusos:
«Slava Ukraini (Gloria a Ucrania). Madre: gracias por haberme esperado; hermana, gracias por haberme esperado. Gracias por haber luchado por mí, hermana. Si no hubiera sido porque tengo la hermana que tengo, ahora no estaría viva. Gracias, pueblo de Ucrania, y gracias a todo el mundo. El pueblo tiene un poder enorme, créanme. Si no fuese porque el pueblo habla, los políticos no actuarían. Acaso la esencia de la democracia sea que la gente tenga voz y pueda hablar, y que los políticos la escuchen: que la gente se haga oír. Y nosotros nos vamos a hacer oír. Nos vamos a hacer oír porque somos ucranianos. Hemos hecho un enorme sacrificio en vidas humanas. Lograremos que nuestra voz no vuelva a ser ignorada nunca más. Les doy las gracias a todos los muchachos que han sobrevivido, y a los que han dado su vida por Ucrania. Siento mucho que otros hayan muerto, y yo estoy viva. Pero sigo presta para acudir a la batalla, a luchar por Ucrania, hasta la victoria.
Ucrania tiene derecho a existir. A existir, le pese a quien le pese, a quien tiene el alma podrida y la mente enferma. Y existiremos y prevaleceremos. Porque somos ucranianos, somos pueblo, somos nación.
No voy a criticar ahora a ciertas personas. No quiero desahogar mi rabia, ni mi ira, ni mi odio ahora. Espero que mis sentimientos se conviertan, a la larga, en sabiduría. O, más bien, que la sabiduría surja de esos sentimientos. No quiero que la gente quiera la guerra. Quiero que quieran la paz. Pero, por desgracia, la paz solo es posible con la guerra. A veces, se llega a límites en los que no queda otra opción.
Es bueno que exista Minsk [los acuerdos de Minsk], sería positivo que se aplicasen, hay que tratar por todos los medios que se apliquen, finalmente.
Ante todo, quisiera enviar un saludo al pueblo ruso, y decirles que no tengan miedo. Levántense, no sigan de rodillas. Comprendo que esto no es fácil, precisamente, en Rusia. Pero, si quieren vivir, como nosotros, en armonía, tendrán que alzarse, tendrán que ponerse de pie y dejar de vivir de rodillas, y no debemos dejar que [rusos] lleguen aquí y lleguen más lejos de lo que creen.
Vamos a trabajar. En lo primero en que quiero trabajar es en traer también a todos y cada uno de los demás presos políticos ucranianos secuestrados en Rusia que siguen vivos. […] Y trabajaremos para que Ucrania sea fuerte, para que no se vuelva a olvidar a nuestro pueblo, para que los ucranianos tengan derecho a ser ucranianos, y vivir con dignidad en nuestra propia tierra. ¡Por Ucrania! ¡Slava Ukraini!»
Discurso traducido por Alejandro Lacomba Martín.
Hace tiempo ya comenté el error de cálculo que tuvieron los mercenarios del Donbás al capturar a esta piloto. La estrategia de negociar con un soldado por el mero hecho de ser mujer, les hizo creer que partían con ventaja al presuponer que se derrumbaría emocionalmente y sería una mala imagen para el ejército de Ucrania. Nada más lejos del plan, esta teniente de helicópteros demostró durante dos años de cautiverio tener más testiculina o hablando en plata, ‘tener más huevos’ que todos los que la capturaron. No me resisto a la ironía de apuntar que: ‘puede que este sea la razón de intercambiarla por dos hombres’.
Ahora, políticos como Yulia Timoshenko tiemblan ante la llegada de una mujer que se ha convertido a ojos de la sociedad en un icono de lucha y resistencia. Una sociedad profundamente excéptica con sus vecinos del Este y decepcionada con la tibieza y medias tintas de sus representantes políticos que ven en el enorme carácter y determinación de esta mujer, la personificación del ciudadano que es capaz de alzar la voz y dejarse oir por encima de las altas esferas del Estado.
Temo que esto no dure mucho. La clase política (como la de cualquier país) intentará de alguna forma ‘institucionalizarla’ y con ello encasillarla y diluirla en tal o cuál movimiento ideológico.
No nos engañemos, ahora todos ellos se apuntan a la foto, pero en poco tiempo algunos empezarán a sentirse incomodados por las ‘verdades como puños’ que esta mujer nos tiene acostumbrados en sus declaraciones, y esto es algo que no encaja con el hacer de la clase política, fiel al término medio, la ambivalencia y al color gris, cambiante según apunte la veleta de los vientos.
Muchos esperamos que la teniente Savchenko, después de haber sobrevivido al cautiverio ruso, sepa ahora sobrevivir al circo político. Cualidades para mantenerse firme en sus convicciones y carácter para no dejarse manejar, no le faltan. Los ciudadanos de Ucrania así lo esperan y es algo que sin duda se merecen.