La sinrazón de cómo romper la baraja con una iniciativa secundada por menos del 1 por 1.000 de los europeos y ratificada por el 0,6%

LA DICTADURA DE LAS MINORÍAS

Una vez más, la Europa que llega tarde a todo, acude rauda a las citas a través de su extrema derecha que se apresura en deportar con la máxima puntualidad a los refugiados de guerra o dinamitar en este caso un acuerdo mayoritariamente aprobado por los 28 países de la Unión.

La Europa de ‘Anacleto agente secreto’ en la crisis de los atentados de Bruselas donde ha quedado demostrado el desastre de organización en cuanto a la seguridad, donde la policía habla literalmente en dos idiomas (francés y flamenco) sin poder (malo), ni querer (peor) entenderse entre ellos, es la Europa de ‘Zipi y Zape’ en el vergonzoso tema de las deportaciones de los refugiados de guerra y a su vez la misma Europa de ‘Pepe Gotera y Otilio’ (chapuzas a domicilio)  que lejos de comportarse como un ente uniforme, admite en contra de sus principios de Unión que los países que la forman actúen unilateralmente a expensas de su propio Parlamento.

Y no sólo eso, sino que a su vez éstos, como en el caso que nos ocupa, articulen mecanismos peregrinos para que el 15% (la mitad más uno del 30% de participación exigida) de su electorado tenga capacidad de decidir, aunque no de forma vinculante, sí suficiente para poder volver a replantear las decisiones previamente aprobadas por su gobierno y por extensión paralizar lo aprobado por los otros 27. Si este va a ser el camino a seguir cada vez que haya que proponer algo, mejor apaga y vámonos porque de nada sirve el principio de representación de las sociedades de cada país a través de sus gobiernos y menos aún cuando la representación de este conjunto como es el Parlamento Europeo, ni pincha ni corta en todo esto.

No es la primera vez que Holanda abofetea a la Unión en un referéndum. En 2005 más del 60% de los holandeses rechazaron el proyecto fallido de Constitución europea mandándola de una patada al cuarto trastero del que aún no ha salido a día de hoy.

Los holandeses han sido llamados a esta extraña cita con las urnas este miércoles para pronunciarse sobre el Acuerdo de Asociación de la UE con Ucrania, que permite el libre comercio entre Kiev y los 28 y facilita a los ucranianos acceder a la UE sin visado a cambio de reformas contra la corrupción, eficiencia en sus instituciones y protección de los derechos humanos.

Aquí van las cifras de la sinrazón:

Holanda, con sus 16,8 millones de habitantes representa el 3,3% de los 510 millones que forman la Unión Europea. En el referéndum consultivo de ayer sobre la Asociación de libre comercio entre la UE y Ucrania votó el 32% de su electorado, esto es el 1.05% del electorado europeo. Los votos por el NO han obtenido el 61% lo cual nos deja la ‘apabullante’ cifra del 0.6% de la representación europea, y si rascamos un poco más comprobaremos que todo esto se origina gracias a una ley que permite activar este efecto dominó con 300.000 firmas que pone en jaque lo decidido por los respectivos gobiernos para 510 millones de habitantes. Esto da como resultado que el 0.008% de los europeos estén legitimados a hacer un parón en el proceso para que al final el 0.6% decida tirar por la borda lo ratificado por los 28 países de la UE ya que el gobierno holandés lo aprobó también en su día.

El 0,6%… Si la democracia consiste en legitimar la opinión de la mayoría, este invento en Europa es para mear y no echar ni gota.

Esta consulta, impulsada por grupos euroescépticos, con la ultraderecha de Geen-Peil a la cabeza, consiguió reunir gracias a la web satírica GeenStijl.nl más de las 300.000 firmas (427.000) que la reciente ley holandesa promulgada en 2015 fija como necesarias para celebrar un referéndum. Los promotores de esta convocatoria viciada reconocen que «la motivación real es crear el camino para que un día Holanda abandone la UE».  O sea, lo del Acuerdo de Asociación con Ucrania como que no viene al caso. De nada ha servido que en las ciudades principales como Ámsterdam, Leiden o Utrecht haya triunfado el voto positivo porque ha sido el voto rural el que ha llevado al triunfo del NO.

Así que nos encontramos con personajes como Geert Wilders, líder de la formación de extrema derecha Partido por la Libertad afirmando que el resultado negativo «mandará a la élite de Bruselas el mensaje de que: Suficiente es suficiente; de que recuperamos, en esta primavera patriota que ha comenzado, una parte de nuestra soberanía nacional». Al conocer la victoria de su opción, Wilders sentencia: «Los holandeses han dicho NO a la élite europea y NO al tratado con Ucrania. …Es el principio del fin de la Unión Europea».

Europa - Ultraderecha en 2012
Europa – La Ultraderecha en 2012

Esta ‘perla xenófoba’ que se encuentra actualmente en proceso judicial por posible delito de incitación al odio, aprovechando el actual tirón del ‘Brexit’ (salida de Reino Unido la Unión Europea) ha convertido a su equivalente ‘Nexit’ holandés en el principal pilar de su campaña con un programa basado en el rechazo al islam, a los inmigrantes en general y a la Unión Europea en particular, prometiendo si llega al poder, celebrar un referéndum ‘a la británica’. Por su parte, su amiguete de correrías Nigel Farage, líder del partido euroescéptico UKIP, afirmó esta semana en Ámsterdam que el voto negativo «mandará un gran mensaje al electorado británico de que no están solos». Pues eso, a lo de Ucrania, parece ser que ni está ni se le espera.

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Elecciones Europeas y en Ucrania en 2014

 

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ya advirtió hace dos semanas que «Si los holandeses votan que no, Europa tendrá un problema». Asimismo el premier Mark Rutte abogaba por el ‘Sí’, argumentando que «debemos ayudar a Ucrania con la construcción del Estado de Derecho y de su democracia», pero muchos ciudadanos holandeses se han quedado en sus casas quejándose de lo que consideran un ‘falso referéndum’ viciado por la instrumentalización de la convocatoria por parte de los euroescépticos que sí han acudido a las urnas aprovechando la oportunidad de un altavoz dispuesto a la medida de sus ideas. Así lo explicaba el ciudadano holandés Pepijn Schmitz, de Amersfoort, en una carta publicada en un diario holandés titulada: ‘Queridos ucranianos’ :

 «Incluso si algo más de la mitad del electorado vota en contra, eso supondrá sólo el 15% de la población y el Gobierno dirá que es una parte bastante pequeña como para bloquear tan importante y beneficioso tratado. Esto se ve agravado por el hecho de que incluso los promotores del referéndum han admitido que no les importa el acuerdo, sino que simplemente están en contra de la UE en general y que hacen esto sólo porque es la mejor manera de sabotearla. Es un referéndum no democrático, un referéndum falso, y estaría mal legitimarlo votando».

El diputado laborista Diederik Samsom advirtió que «Rusia se beneficiará de las divisiones y del hecho de que Ucrania se tenga que orientar más hacia Moscú si el resultado era negativo.” De ocurrir,«sé quién descorchará el champán», en referencia al presidente ruso, Vladimir Putin.

Parece ser en este punto que los holandeses han olvidado quien envió en julio de 2014 de un pepinazo a 192 de sus compatriotas a hablar con San Pedro en el vuelo MH17 derribado sobre Ucrania, hecho ya más que probado en el ‘Informe Bellingcat’ apuntando a un lanzador de misiles BUK de la 53ª brigada rusa con base en Kursk.

Parece ser también que este 0.6% no quieren recordar que Euromaidán, la ‘Revolución de la Dignidad’ se llevó por delante a más de 100 ucranianos en febrero de 2014 cuando luchaban en Kiev por anular el bloqueo de este Acuerdo de Asociación por parte de su presidente pro-ruso Víktor Yanukovich y a la larga a casi 10.000 vidas más desde que se enquistó el conflicto con pérdida incluida del territorio de Crimea.  

Si a la gente de la Plaza de la Independencia de Kiev le dicen que un puñado de holandeses intenta decidir cual va a ser el resultado de su sacrificio sin ni siquiera tenerlos en cuenta a la hora de votar; que Ucrania «pasaba por ahí» y que les ha pillado en medio de este despropósito, estaría bien que les propusieran viajar a Kiev y que intenten explicarlo a la cara, mirando a los ojos de los que aún hoy día y a saber por cuanto tiempo más sufren por haber decidido su futuro lejos de Rusia y más cerca de Europa.

De todas formas el zar del Kremlin puede ir guardando el champán y olvidándose de esta pirueta del destino que sólo una entelequia como la UE es capaz de generar, porque el ejecutivo holandés aprovechará el resultado adverso pero no vinculante para pedir ventajas económicas y políticas a Bruselas a cambio de negociar la aprobación definitiva del Acuerdo. A todo esto ya veremos a RT, actual canal de pago del Kremlin llevarse las manos a la cabeza ‘escandalizándose’ por esta decisión.

Al fin y al cabo aunque la actual Unión Europea de las contradicciones se empeñe en ser el hazmerreir (por no decir hazme-llorar) del resto del mundo, el 0,6% de sus ciudadanos no va a marcar las directrices a seguir, porque de ser así sería definitivamente el principio del fin de este malparido invento llamado Unión Europea, de la cual me temo que empezamos a ser muchos los que estamos empezando a sentir vergüenza de pertenecer a ella.

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