La impactante historia del Agregado Obrero de Perón en la Embajada Argentina en Moscú
El dictador soviético estaba en el apogeo de su poder cuando Pedro Conde Magdaleno quiso sacar a dos disidentes ocultos en su equipaje. Escribió un libro que se adelantó 20 años al ‘Archipiélago Gulag’ de Solzhenitsyn.

Pedro Conde Magdaleno con su familia en Moscú y el libro que escribió sobre lo que vio en la Rusia soviética
Era la madrugada del 2 de enero de 1948 y hacía 20 grados bajo cero en Moscú cuando dos diplomáticos argentinos partieron desde un hotel céntrico hacia el aeropuerto con varias valijas y dos grandes baúles. Sólo uno de ellos podrá embarcar en el viejo Douglas hacia Praga con uno de los baúles. Al segundo pasajero no le permiten pagar el exceso de equipaje con dólares y deberá quedar en tierra hasta el día siguiente. El avión parte con dos horas de atraso que ponen muy nervioso al diplomático argentino. Iban en una de esas viejas aeronaves que transportan juntos a pasajeros y equipaje. Cuando el avión ya sobrevolaba la frontera checa y eran las doce del mediodía, según el relato del propio diplomático, sus pensamientos fueron interrumpidos por un rítmico tap, tap, tap, tap, de tenues golpes que partían del baúl. La azafata lo notó y fue a prevenir al piloto. «Comprendí que ya estaba descubierto. Rápidamente saqué la llave del baúl y lo abrí». Bajo la mirada atónita de los tres militares y los dos civiles que viajaban junto a Pedro Conde Magdaleno, Agregado Obrero de la Embajada argentina en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), del baúl salió, semi ahogado, un polizonte: se trataba de José Tuñón Albertos, un exiliado español a quien el diplomático argentino estaba ayudando a huir del «paraíso socialista».
Veremos más adelante cuál fue el desenlace de esta historia y la suerte corrida por cada protagonista, pero antes hay que retroceder un año, al momento en que Pedro Conde Magdaleno, secretario general de la Unión del Personal de Pastelerías, Panaderías y Afines (UPPA), supo que el entonces presidente Juan Domingo Perón lo enviaría como Agregado Obrero en la delegación diplomática que debía reabrir la embajada argentina en Moscú (nuestro país y la URSS acababan de restablecer sus relaciones) y creyó tocar el cielo ‘socialista’ con las manos…